EL MOVIMIENTO ANTITAURINO EN LA CALLE Como reza un dicho castellano muy conocido "El movimiento se demuestra andando". Por ello, si me preguntan mi opinión sobre si las manifestaciones, concentraciones o expresiones públicas en contra de las corridas de toros son positivas o negativas para el movimiento antitaurino, mi primera respuesta sería muy clara: Nunca puede ser negativo demostrar públicamente el rechazo a la tortura de animales, siempre y cuando se haga con el debido respeto y sin provocar altercados de orden público. Evidentemente, esta afirmación intuitiva debe matizarse en muchos aspectos. En primer lugar, como cualquier otra actividad o acción organizada ha de estudiarse con antelación, buscar la fecha y lugar apropiados y motivar suficientemente a los activistas y al resto de las personas que puedan apoyar la convocatoria para que ésta tenga el éxito deseado. Así se evitarían situaciones que sí pueden ser contraproducentes, como aquellas manifestaciones en las que poco más de veinte personas se concentraban frente a plazas de torturas que llenaban a rebosar más de 10.000 personas. Cada día la gente está más cansada de manifestarse sin que sus exigencias sean escuchadas, y muchas personas ya piensan que lo de las manifestaciones o concentraciones es algo que simplemente está de moda, que la gente se manifiesta "por todo". Es por eso que tampoco conviene abusar de este tipo de acciones, y sin duda alguna hay que convocarlas y diseñarlas con tiempo y usando la cabeza. Ahora bien, aun cuando la manifestación o concentración esté bien diseñada y estudiada, y aun cuando la respuesta sea magnífica, no esperemos que los medios de comunicación se hagan eco de nuestras reivindicaciones. Esperar algún apoyo de los medios siempre lleva a un profundo sentimiento de decepción, y no porque nuestras protestas o exigencias no preocupen a las mayoría de los españoles, no. A los que no les interesa es a los propios medios de comunicación, muchas veces hipotecados por los propios negocios taurinos o por el mundo que les rodea. Esto hace tiempo que es así, y desgraciadamente costará mucho cambiarlo. Y como muestra, un botón: La manifestación antitaurina celebrada en Madrid en 2002 congregó a más de 4.000 personas, que nos manifestamos pacíficamente hasta la Plaza de las Ventas. Al día siguiente la prensa de toda España se hacía eco de una manifestación de funcionarios del cuerpo nacional de policía que había reunido a unas 200 personas, y sin embargo, de la convocatoria antitaurina no había ni una pequeña reseña. Pero claro, nosotros no cortamos el paseo de la Castellana…. Por otro lado, es evidente que este tipo de expresiones públicas no deben ser, ni mucho menos, nuestra única arma para luchar en contra de la barbarie taurina. Existen muchas maneras y muchos instrumentos con los cuales expresar nuestra opinión, presionar a los poderes políticos y seguir sensibilizando a la opinión pública, porque sin duda, esta labor de sensibilización es la que mejores frutos está dando al movimiento antitaurino, ya que ha conseguido que en los últimos 25 años se pase de un 50 a un 30 % en el porcentaje de población española interesada en las corridas de toros, según las últimas encuestas publicadas por la prestigiosa empresa Gallup. Pero hay que seguir incidiendo en otras estrategias alternativas a las manifestaciones públicas o las labores de sensibilización. Insistir en las campañas de presión a los gobiernos estatales y autonómicos, colaborar con asociaciones internacionales para lograr el apoyo de instituciones supranacionales como el Parlamento Europeo e incluso recurrir al boicot a las empresas, medios de comunicación o personas (políticos, empresarios, deportistas) afines al mundo taurino han de ser medidas a explotar por el movimiento antitaurino para lograr objetivos reales y palpables a corto, medio y largo plazo. No hay duda: Una convocatoria pública bien diseñada, en el lugar, fecha y hora adecuados, con una publicidad suficiente, puede ser muy positiva para nuestros objetivos a medio plazo, ya que nos permiten hacernos oír, expresarnos públicamente frente a la posición supuestamente mayoritaria de los taurinos y seguir demostrando que el movimiento antitaurino está más vivo que nunca y cada día tiene más apoyos y de mayor vigor. Así ha ocurrido en las manifestaciones y concentraciones de Madrid, Zaragoza, Valencia y otras muchas celebradas en los últimos años. Que nadie lo dude, los frutos se van recogiendo. No es "predicar en el desierto", aunque a veces pueda parecerlo. Alberto Plaza
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